como estaba duchándome, no podía diferenciar el agua dulce de la salada.
fue entonces cuando valoré la humildad para reconocer los errores,
desdeñé el orgullo
y decidí que ya todo estaba muerto y enterrado
fue entonces cuando valoré la humildad para reconocer los errores,
desdeñé el orgullo
y decidí que ya todo estaba muerto y enterrado